martes, noviembre 01, 2005

Vacas Santas


Hoy es el día de todas las vacas santas. Día triste también para los que tienen miedo a morir porque cada una de las velas que encendemos a nuestros queridos difuntos nos resta una vela para ser los protagonistas de este día. ¿Quién me pondrá velas cuando me muera? Como siga por el camino de la vaca que no procrea sólo me queda la eternidad anónima o el olvido.
Hoy nos acordamos de nuestros muertos no de la misma manera que los pobres granainos del pueblo de Jun se estarán acordando de todos los muertos de sus insolentes ocupas. Porque desde que a la ingeniosa Ministra Doña Trujillo se le ocurriera la rocambolesca idea de viviendas pá toos, hay quien interpreta que las casas son como la silla de Sevilla y si no está vacía, patá en el culo y pá la calle. Pues que no es así la cosa, señores ocupas, que la ministra no quería decir que ya se podía ir uno con el trabuco a cazar residencia (póngase la voz del difunto Jesús Gil), que el artículo 47 se refiere al derecho de todos los españoles a tener una vivienda digna, pero de ahí a que se contrate a unos mafiosos pagando 3000 euritos para conseguirla, hay un buen matiz de dignidad. Y además, puestos a elegir vivienda, ya se les podría haber ocurrido irse a alguno de los Palacios de la Duquesa de Alba o a Miravent, que permanecerá cerrado hasta el próximo verano. Pero no, porque todo empezó con unos rumanos que echaron a los susodichos ocupas y éstos decidieron hacer lo mismo, porque como parece que se puede... Y es que en este juego de la oca y ocupo porque me toca, las casillas son siempre las mismas casillas humildes.
Y mientras tanto, una ocupa más en la familia con el nombre de la Watling. Menos mal que aún no le han expropiado la página web, porque en este país aún impera la ley de "me gusta, pues me lo quedo" y si no, que se lo digan a mi amiga la Xoupa (calamar de La Ría) a la que quieren expropiar un trozo de su finca de Meigas indianas para hacer un paseo marítimo. Manda ovos!
Pero, en fin, hoy es un día de vacas santas y no me voy a poner triste y cabreada, que soy una vaca y las vacas no se cabrean, en todo caso se vaquean y yo no tengo ni ganas ni tiempo, que tengo que encender muchas velas a mis ancestros.