lunes, noviembre 14, 2005

Pastando en campos de cultura


Esta semana me han dado cultura por todas partes. Todo empezó el jueves en la Universidad Mississippi, donde yo, la vaca-poeta, presentaba a otro poeta muy singular, Jordi Virallonga. Y es que Jordi tiene unos poemas de esos que te hacen decir ¡coñó! cuando termina de recitar. Lástima que yo no sea un toro-poeta y a mí no se me pueda poner dura como a él cuando lee buena poesía. El caso es que me animó la tarde aparentemente arruinada por culpa de las excavaciones de la ciudad más arqueológica del mundo mundial, socavones en la M-30 que me hicieron llegar media hora tarde. Por suerte ese día me había puesto mi escote de emergencia y ya se sabe que donde hay escote no manda patrón. También me animó escuchar a Clara Janés contando la historia de cómo conoció al poeta checo Vladimir Holan narrada en su nuevo libro La voz de Ofelia. Sin embargo, yo soy una vaca que cuando gana siempre paga un precio, aquella noche me perdí el concierto de Marlango. Mi amigo pez Nemo me había sacado una entrada y de nuevo le di plantón y me perdí el vestido negro de la Watling, sus Doc Martins rojas, sus labios a juego con sus botas y su voz. Y sobre todo me perdí los ojos chipeantes de mi amigo Nemo cuando la mira. Y esto, os lo aseguro, sí que es una gran pérdida.
Llegó el viernes, me puse los zapatos de cebra, mi bolso de cebra (regalos de Palometa de mar) y mis pendientes egocéntricos (regalo de Hada Marina) y me fui a la presentación del libro Antología de poetas recién asesinados de mi amigo Ignacio Serra. El Ateneo estaba lleno de amigos. Suyos y algunos míos. Y disfruté tanto que me entraron ganas de seguir adelante y escribir. No faltó la poesía al desnudo de mi amigo, que en poco menos de medio minuto ya se había quedado en pelotas frente al atril. No sé por qué lo hace, pero me gusta.
El sábado madrugué para ir a mi clase de Chakras. Cuatro horas indagando en aquello que llaman espíritu. Cuatro horas intentando quitarle capas a la cebolla para ver si me encuentro con mi alma. Pero no, aún no toca ver mi alma. Pues me voy al cine a ver la de Camarón.
Y se la vi. Tremenda actuación de Óscar Jaenada (Camarón) y Jacobo Dicenta (Luquitas). Haré huelga de leche si no les dan un Goya. Casi me pongo a aplaudir como una posesa cuando acabó la película, pero me contuve porque en el fondo soy una vaca muy recatada (aunque no tanto como para mandarle un mensaje a Jacobo y felicitarle por su actuación a altas horas de la madrugada) Él me perdonará la emoción. A mí y a caballito de mar, que hizo lo mismo que yo desde su móvil. Enhorabuena por duplicado.
Y el domingo, cultura de otro tipo. Casi consigo no darle plantón a Nemo e ir al cine a ver la nueva peli de Woody Allen. Pero, justo antes de salir... , pues eso, otro tipo de cultura.
Y hoy lunes, en unos minutos seguiré pastando en campos de cultura, que me espera mi profe de piano para vacas y yo tengo mucho que rumiar.