domingo, marzo 11, 2007

Sábado a lo Sims


Hay veces en que el mundo parece estar espiándome. Ayer mismo me sentí como en un video juego interactivo jugado por algunos de mis amigos. Yo estaba triste y vagaba por la casa de un lado a otro sin saber muy bien qué me apetecía hacer: si seguir viendo Ojos negros y el papel tan impecable que hace Mastroiani, seguir con la presentación del recital de Pez Tena, continuar mi novela, escribir en el blog, comerme una bolsa de palomitas, preparar mi recital del miércoles, etc... Pues nada que hacer porque éstas eran parte de las opciones de mi videojuego de sábado por la tarde. Había varios jugadores con el tele joystick móvil: Pez Olmo, Pez Figurín, Mamá Vaca, Gaviota, Pez Producer y Pez Sílvia.
Primero apretó el botón Pez Olmo y estuvimos hablando una hora sobre cómo es la vida. Hacía casi un año que no hablábamos, no sabemos muy bien por qué, pero había pasado un año y justo eligió ayer, que yo estaba tan triste. Como es muy graciosa, me alegró el rato que hablamos. Después, me encontré más animada y decidí escribir a uno de los realizadores que más admiro desde hace años y contarle las últimas novedades de mi vida. Y entre ellas hacía referencia a la presentación del disco de Pez Sílvia Comes. Justo en el momento que lo envío, le toca el turno a Pez Sílvia, que me llamaba desde su casa de Menorca y me dice: Escucha. Yo escucho cómo se aleja del teléfono, agarra su guitarra (parece que la estoy viendo) y comienza a cantar uno de mis poemas más desgarradores, quizás el que me hace estar triste de vez en cuando. En fin, que me quedo pasmada, no por la novedad porque ya lo ha cantado públicamente varias veces, sino por haber sido un momento tan acertado. No temblé, esta vez no temblé ni me emocioné tanto como otras veces, sino que sudé como un pollo. Después seguimos hablando y me dice que precisamente hacía un rato que estaba viendo fotos del realizador al que yo tanto admiro y escribí. Será casualidad o telepatía. O quizás que las buenas amigas presienten cuándo las necesitamos (que ninguna se lo tome a mal si no tuvo el impulso de llamarme o de pensar en mí). Después colgué. Me tocaba a mí mover ficha y llamé a Pez Figurín para ver la hora de nuestra cita y después le tocó el turno a Pez Producer, que se apuntó a la cena.
La cena fue muy divertida y muy interesante. Pez Producer va a rodar otro corto (dirige él) y estamos ansiosas por que empiece. La cena fue asquerosa pero nos divertimos mucho. Después, nos fuimos Pez Figurín y yo al Contra (porque no estaba Hada Buena, que estaba en Roma. Jamás consigo coincidir con ella). Allí, otra casualidad, nos encontramos a Pez Carlinhos y su millón de amigos (de la casualidad no puedo hablar, pero fue una sorpresa sorpresiva). Luego conocí a un pez muy simpático que ya me pillaba con mi momento Imagination, y aprovechando que proyectaban un video de Sabina, le dije que era su prima y que estaba enfadada con él porque era demasiado protector conmigo y que estaba harta de él y su manía con los cubiertos de plata. El pez era muy simpático, pero yo no podía remediar el impulso de inventarme alguna historia. Es una faceta muy conocida por mis amigos, que me siguen el rollo. Quizás, la curiosidad le haya traido hasta este blog y lo descubra (no te lo tomes a mal, fue muy divertido y qué más da si el fin último es la risa).
En fin, que la partida de ayer se acabó a altas horas de la madrugada y hoy tampoco he sido capaz de hacer nada.