lunes, febrero 11, 2008

Gabi, mi sobrino peluche


Quién me iba a decir a mí que este ser diminuto me iba a desarmar. Yo, la menos amiga de los animales. Yo, que no soporto que se me acerque nada que tenga cuatro patas, pelo y rabo (no hagáis chiste). Yo, he sucumbido al poder de seducción de Gabi.
Lo conocí de cachorrito y ya se me empezaba a ver un brillito en la comisura de los labios. Pececilla me decía "Uy, ¿no es eso el inicio de una babilla?". Ahora esa babilla me mancha la camiseta.
Nunca he tenido perro, sólo un conejo suicida que sobrevivió dos veces a tres pisos, pollitos de colores del mercadillo, un canario y una gata asesina. Supongo que ésta es la razón por la que nuca comprendí el amor canino. Ahora que Gabi ha entrado en mi vida no sé qué voy a hacer para resistirme a darle un primito. Pececilla ya tiene nombre para su sobrinito, "Dante", y ha estado buscando casas rurales en Almería para que vayamos a por mi peluche. Le he dicho que necesito un mes más para saber si lo quiero de verdad o si me conformo con ver a mi Gabi.
Anoche estaba en casa, no he salido en todo el fin de semana, y echaba de menos estar en el sofá leyendo con Gabi sobre mi regazo. Qué paranoia canina me ha dado. Me acordaba de la noche que me fui a dormir con Hada Julia, la hija de mi Pececilla y me quedé viendo la tele con Gabi a mi ladito. Después me levanté para irme a la cama y Gabi me siguió y se durmió en el suelo, junto a mí. Pobre, yo no sabía que tenía que llevarle su cunita y él prefirió dormir en una alfombrilla para estar junto a mí. Qué sacrificado. A la mañana siguiente no podía irme de la casa. Él lo intuía y me traía todos sus juguetes moviendo la cola. Al final tuve que irme y él se rindió, soltó su hueso de trapo y bajó la cabeza triste.
Ahora, cada vez que Pececilla le dice que viene Bea, él se pone como loco y se me echa encima a jugar. No se separa de mí. El otro día me vio en el bar a través de los cristales. Pez Lanza lo había soltado por el jardín. De pronto Gabi salió corriendo y se metió en el bar para buscarnos. Ay, qué ternura. Ahora entiendo muchas cosas de los animales, cosas que sólo ellos pueden darnos incondicionalmente. Veré que hago, aún me queda un mes para decidir si estoy preparada para esa responsabilidad. Mientras, seguiré babeando con las carantoñas de mi sobrinito guapo. También tengo debilidad por mi Hadita Julia y no me quedo embarazada. No sé, no sé ... .