martes, junio 26, 2007

El tiempo de Mamá Vaca


Esta semana ha sido algo visionaria. Yo, que soy una vaca que corre a toda leche por los mares del Norte y del Sur, no me había detenido ni un segundo a pastar y pensar en cómo se pasa la vida. El sol se pone demasiado deprisa y a mí no me da tiempo a nada. Y hablando de soles. El jueves pasado nos invitaron a Pececilla y a mí a recitarle al sol. Estoy acostumbrada a esa imagen del toro cantándole a la luna, pero era la primera vez que una vaca y un pez le cantaban al sol. España Solar, toma ya, y su apoyo a las energías renovables. Y allí nosotras dos, frente a un público muy numeroso que nos escuchaba (ya sabemos que esperaban la actuación de María Pagés, después de la nuestra, pero bueno, no es malo soñar). La cita fue en el Paraninfo Universitario de la Complu, mi Complu, a la que he adorado durtante los cinco años de mi carrera. Si llego a saber que la iba a echar tanto de menos, repito sin parar o me hago los 5000 lisos en carreras.
En fin...
Y al día siguiente otro recital, más numerosos, con muchos amigos poetas en el Ateneo de Madrid. Fue breve pero intenso y a mí me dieron de nuevo los 7 males recitando un poema erótico. Mira que es difícil recitar un poema erótico. Pero como es mi reto para este año, seguro que conseguiré recitarlo como me gustaría. Mientras, aprovecharé cualquier ocasión para practicar. Pobre público mío, que me hace de conejito de indias.
Otro en fin...
Pues, había empezado este rollo hablando del paso del tiempo y esto tiene que ver con Mamá Vaca. Os cuento.
La semana pasada la invitaron a un entierro de un primo hermano al que no veía desde hacía 35 años.
- ¿35? mamá, y ¿para qué vas al entierro de alguien a quien no has visto en tanto tiempo?
- Hombre, hija, hay que apoyar a la familia en estas situaciones.
- Ya, pero tampoco veías a la familia desde entonces.
- ¡Mira que eres descastá! la familia es la familia.
- Ala, Doña Corleone.
Y después de una conversación constructiva sobre la sangre, llegó lo bueno.
- Bueno mamá, y ¿qué te pusiste para la ocasión?
- Pues fui muy mona, con una falda cremita y una camiseta muy mona haciendo juego.
- ¿Fuiste de claro a un entierro? - le pregunté extrañada.
- Mira que eres antigua, el negro ya no se lleva en los entierros. Claro como tú nunca vas a ninguno, no entiendes de moda funeraria.
- Ya mamá, me parece raro.
- Eso sí, esta vez no fui a la peluquería, tu padre dice que estoy más mona cuando me peino yo, que la peluquera me deja un poco paletilla. Yo me doy un aire más juvenil.

Y aquí comenzó todo.
- Hija, qué fuerte, qué impresión me dio el entierro.
Yo pensaba que se acordaría de su primo y esas cosas, pero no iban los tiros por allí.
- Pues resulta - continúa Mamá Vaca - que me encontré con mis primos y estaban viejísimos. ¡Qué primos tan mayores tengo!
- Hombre mamá, que son de tu edad.
- Sí, pero están muy viejos.
- Pues como tú, han pasado los mismos años para todos. Pues ellos pensarán lo mismo de ti.
- De eso nada, que yo no me veo tan mayor, ellos son ancianitos y yo me veo monísima. Estoy igual que siempre. Nadie me echa la edad que tengo, las cosas como son, que yo me visto muy juvenil.
- Sí, pero los años son los años.
- Ay, qué leche, con lo guapísima que he sido yo, que me confundían con Liz Taylor por la calle.
- Sí, mamá, pero ella también está mayor. Así es la vida.
Después de colgar, me dio un arrebato y me fui a ver mis fotos de hace diez años. Horrorrrrr. Yo también envejezco. No es posible. He decidido ver a todo el mundo con frecuencia para que no les de un shock al verme con el paso de los años. Qué depre. Qué poco tiempo tengo. ¿Por qué el sol se pone tan deprisa?
Me voy a limpiar, que la fregona me desestresa.