jueves, enero 05, 2006

La vaca que vuela


Ya soy una vaca que vuela. Después de haber soportado el insufrible curso de habilitación de avión, de haberme tirado por una rampa de un simulador estrellado contra el suelo y de haber apagado un fuego con la mano izquierda, se puede decir que soy una experta en riesgo y protección aérea. No saben lo que hacen. Cada vez que se mueve el avión yo me vuelvo creyente y rezo todos los padrenuestros que me he saltado en mi vida de no practicante y rezo con la mente fija en las cabezas de los pasajeros como si fueran cuentas de un rosario a punto de estamparse contra el mar de los Pirineos. Y me doy cuenta de que abundan los calvos y ya nadie lleva sombrero y después miro a los melenudos y pienso "tanta melena, pá qué, pá estamparte contra el suelo y tener una calavera pelada como la de los calvos" Luego miro al pasajero que siempre me mira cuando no tiene que mirarme y le digo que se tranquilice, que no pasa nada, que ya está todo controlado y me dice que sólo quiere una coca-cola, que lleva mucho rato con los cinturones puestos. Anda que... En fin, que ya me veo el temita de mi blog. Hasta ahora me he contenido porque la baja laboral me había hecho no pensar en alturas presurizadas. Pero claro, el temita da para mucho y algo se me escapará.
Hoy en el curso de formación comercial de Tripulantes de Cabina de Pasaje me he enterado de qué es una goma de pelo. Vaya, lo que se aprende así, a lo tonto. Pues resulta que el colegio de monjas aéreas para el que trabajo (ya se podría llamar AirVatican) no nos permite llevar una goma que no esté adornada con una floritura, porque la goma normal de toda la vida es muy vulgar y nosotras somos chicas de altura. Además, nada de bufanda ni guantes, aunque el vuelo sea a Kiev, que somos ibéricas de pata negra y lo aguantamos todo. Dos palabrejas le diría yo a nuestro diseñador del uniforme de los domingos. Mira que olvidarse los guantes, las botas y la bufanda...
Vale, dejo el temita, que ya me ha quemado bastante saber que la nueva novísima y desconocidísima compañía aérea catalana va a compartir terminal T4 con nuestra primera compañía, la de bandera, la de toda la vida, después de que se rechazara a compañías más sólidas (nuestra competencia). Claro, que puestos a poner banderas, los catalanes no podrían ser menos, aunque sea en territorio (inter)nacional.
1,2,3, perplejita me quedé.