jueves, octubre 26, 2006

Gaviota cumple años otra vez

Cualquiera diría que nos hace mucha gracia que sean los otros los que cumplen años. Y quizás sea verdad, Gaviota, porque son los otros los que envejecen mientras nosotras seguimos ahí sentadas en ese sofá setentero de flores, riéndonos del paso del tiempo, del fotógrafo que no saldrá en la foto, de la mímica de mamá y papá para que tú te rieras, porque supongo que tú te reías de eso, aunque no sabías que yo me estaba riendo de la trastada que acaba de hacer (tiré el puré de lentejas por la ventana y me cargué el toldo de la vecina de abajo) y de la que estaba a punto de liar (mojé tu chupete en guindilla). Claro que lo recuerdas. Eras mi muñeco gemelo. Mamá nos vestía como gemelitas, aunque yo te sacaba una cabeza. Nunca entendí por qué cada una dormía en una habitación. ¿Recuerdas cuando dormíamos juntas (tú con la cabeza a los pies de la cama)? No me acuerdo mucho de esas cosas y sin embargo, parece que fue ayer cuando a papá le daba la neura de ir a Bilbao a comer un domingo, nos levantaba de madrugada y nos metía en el coche con nuestras almohadas. ¿Recuerdas cuando el 127 se hacía cama y nos íbamos a la playa durmiendo a pata suelta? Hoy en día sería imposible. Con el carnet por puntos papá ya no podría conducir. ¿Recuerdas cómo te enfadaba que a tu canario lo llamara Felisín? Lo que supongo que no recuerdas es que comías el doble que yo porque te echaba parte de mi comida en tu plato y a veces no te enterabas. Todos decían que yo era un palillo porque había salido a la familia de papá y tú eras redondita porque te tocó salir a los Sanchenstein. Ingenuos.
Quién habría dicho que ?? años más tarde te harías berlinesa y que ya en todos tus cumpleaños haría un frío que pela (aquí sólo llueve) y que me tocaría ir todos los octubres a verte a Berlín. Este año voy con Hada Buena que no está en la foto pero seguro que le estaban sacando una casi al mismo tiempo. ?? años han pasado desde entonces y ya no nos visten como gemelitas ni tampoco te saco una cabeza. Sin embargo y aunque suene cursi, nuestros corazones sí están gemelados porque allá donde tú vayas o donde yo esté estarán juntos como dos partes inalienables de nuestros cuerpos, como las patas de un compás, las ruedas de una bicicleta, un par de zapatos o calcetines o los cristales de unas gafas.
Es bello mirar atrás y ver que el camino lo hemos hecho juntas.
Felicidades Tatita.