miércoles, octubre 26, 2005

Hermana Gaviota

Cuando me convertí en vaca tomé mis precauciones para que los seres humanos de mi vida también dejaran de ser humanos y siguieran siendo seres. Porque, ¿qué pintan los seres humanos en el mundo subacuático de una vaca? Y así ocurrió que convertí a mi hermana en Gaviota. Y os preguntaréis ¿cómo una vaca submarina puede tener una hermana Gaviota...? y yo os responderé que hay una explicación: mi hermana es un ave migratoria y siempre está donde se cuece el bacalao. Ya lo sé (me adelanto antes de que saltéis con la preguntita), las gaviotas no son migratorias, pero mi hermana sí porque leyó Juan Salvador Gaviota y "gaviota que ve lejos vuela alto" decía Richard Bach.
Recuerdo que cuando éramos pequeñas jugábamos a ese juego de "Si fueras un animal, ¿qué animal serías?" Yo me pedía león y mi hermana no me acuerdo, era una mocosa y a una hermana mayor no le interesa lo que le cuenta la mocosa de su hermana pequeña. Cosas de la edad. Pues resulta que hoy es el cumpleaños de Gaviota, pero está en Berlín. Vive allí y no sé por qué. Y yo estoy triste porque el Doctor Erizo de mar chino no me deja ir a verla. Sigue empeñado en curarme con sus púas de acupuntor. Y aunque las gaviotas no tienen orejas que pellizcar, sí tienen unas alas enormes para abrazar y a mí me hace tanta falta el abrazo de Gaviota...
Hoy he salido a navegar con Capitán Google y me ha enseñado varios tipos de gaviotas: gaviota de cejas blancas, gaviota de pico fino, gaviota de pies amarillos, gaviota de Tasmania, gaviota tijereta, etc..., y gaviota reidora. Me quedo con Gaviota Reidora para mi hermana.
Y ahora, rememorando a Esopo y sus fábulas:
Érase una vez una vaca y una gaviota que eran hermanas. Todos los sábados de madrugada se reunían en el cuarto de baño de su casa. Hermana Vaca esperaba impaciente la llegada de Gaviota pastando sobre los campos de la lingüística. Gaviota, por el contrario, no aguardaba el momento de la cita intempestiva sino que acudía a ella sobrevolando la madrugada de sus veinte años. A hermana Vaca le hacía mucha gracia ver cómo Gaviota se quitaba de la cara los restos de música, copas y alguna que otra víscera de algún pez baboso o pez plasta al que había liquidado. El silencio era obligatorio en el baño. Sus padres dormían. Pero ellas no podían contener la risa y se reían sin sentido, de todo y de nada o de lo que no sabían. Una vaca que ríe y una Gaviota Reidora. Dos hermanas hacedoras de carcajadas amordazadas, y frente a ellas, el espejo dorado del lavabo donde se reproducían sus rostros enrojecidos por la continencia: caras de pez globo, caras de cerdita Peggy, caras de peladoras de cebollas, caras de plañideras muertas de risa.
Hay quien ríe por no llorar y quien ríe para olvidar (léase el libro de Kundera El libro de la risa y el olvido). Pero también hay quien ríe para recordar. Y aquí estoy yo el día del cumpleaños de Gaviota, riendo, llorando y recordando aquellos sábados de madrugada en que nos reuníamos en el cuarto de baño a reír, llorar de risa y ser hermanas de amor, risa y sangre.
Feliz Cumpleaños Gaviota Reidora.

lunes, octubre 24, 2005

Una vaca de andar por casa


No sé si había bueyes miopes o astigmáticos cuando decidí convertirme en una vaca. De haber sabido que existían habría preferido ser miope y verlo todo borroso, como con efecto antiguo, melancólico y desenfocado, o si no, ser astigmática y verlo todo doble, como la luna de Corto Maltés. Lo cierto es que me cansé de ser humana y creé este blog para ser una vaca. Y así ando pastando de acá para allá en este prado internaútico, viendo la vida a través del ojo de buey de mi bola-submarina. ¡Qué irónico! yo que soy una vaca femenina, lo veo todo a través del ojo de un buey. Tiene coña la cosa... Sí, pues soy una vaca, no una vaca lechera ni una vaca cualquiera, ni la novia-vaca de Buster Keaton, ni tampoco soy la madre-vaca de Girondo. Soy una vaca de andar por casa, una vaca sumergida en un océano donde pasan muchas cosas. Y seguiré siendo una vaca hasta que me devore un argentino de Calafate. Pero hasta llegar a Calafate tengo mucho mar por delante. Me salió un pareado. Es que también soy una vaca-poeta y una vaca-más cosas. Lo bueno de metamorfosearme en una vaca es que no tengo desperdicio.