sábado, febrero 09, 2008

Otra alegría para el espíritu


Ayer estaba apunto de salir de casa cuando suena el teléfono. Era Pez Losada para darme una alegría. Ruth Toledano, poeta y periodista hablaba en un artículo de El País sobre los Viernes de la Cacharrería "La cacharra" como la llamamos nosotros, en nuestro maravilloso Ateneo de Madrid. Me voy a casa de Pececilla (donde voy casi todos los días a ver a mi pequeño sobrinito Gabi, un Maltés alucinante del que ya hablaré porque se merece un post especial) y allí, Pececilla y yo emocionadas leíamos el artículo tan entrañable y exacto de la poeta y peridodista. Qué orgullo es para mí que se hable así de la que es mi otra casa, El Ateneo, y de mis adorados amigos poetas. Pez Losada es tal y como lo siente Ruth, aunque necesitaría un suplemento especial para hablar de él. No puedo ser muy objetiva porque le adoro y llena muchos momentos de mi vida y mi tiempo libre y es un amigo incondicional e indispensable. Fermín Higuera no es sólo poeta, es uno de los seres más dulces y especiales que he conocido y al que no paro de dar besos y abrazos. Le llamé emocionada, tenía el móvil apagado, al rato me llama y me vuelvo a emocionar con su entusiasmo. Es de esas personas que se merecen sólo cosas buenas. Ignacio Serra, Iñaqui, es mi debilidad, mi Peter Pan, tal y como lo describe, y uno de los poetas más brillantes que me he encontrado por este extraño camino poético. A él también me lo como a besos y sus abrazos son tan puros que a veces nos cuesta trabajo separar nuestros cuerpos. Por Ángel Rodríguez Abad siento una admiración y un cariño sublimes. Es, quizás o sin quizás, de la personas más eruditas y hechizantes que existen ahora en el panorama cultural, un punto de referencia al que acudir para cualquier trabajo de investigación literaria y poética. En fin... merece la pena leer el artículo y ver un pedacito de esa vida que es el día a día de un poeta y su contexto porque el poeta no es sólo el que se manifiesta en su obra, sino ese mundo de interrelaciones y vivencias cotidianas con el medio que alimenta su espíritu.