Llega el YouTube literario
Los autores hablan en vídeo de sus libros y presentan a los lectores las novedades
ELPAIS.com / EFE - Madrid - 15/01/2008Imagínese en una librería buscando las novedades literarias y que de repente los estantes empiezan a hablar con usted, ayudándole a enterarse de los libros y de sus autores. Es un escenario futurista que está más próximo a través del portal conoceralautor.com. Es una especie de YouTube literario, con vídeos en los que los autores explican rápidamente sus obras.
Cada escritor tiene su propia página, en la que recogen todo tipo de datos sobre él y la obra de que se trate, además de vínculos con portales en los que pueden adquirirse los libros. La versión en lengua hispana cuenta ya con 60 escritores nacionales apuntados y funciona de forma similar a los dos desarrollados en Reino Unido y Estados Unidos, donde suman ya dos millones de descargas gratuitas de los 1.400 vídeos grabados.
Autores como John Le Carré, Diana Evans o Tanya Byron son algunos de los que explican en dos minutos el contenido de sus libros en las versiones inglesa e estadounidense (meettheauthor.com). El portal en castellano, que integra también a los autores ingleses y norteamericanos, se puso en marcha en septiembre y el objetivo es llegar a los 500 escritores hispanos antes de finales de año. Lorenzo Silva, Fernando Marías, Rafa Reich, Tiziano Terzani (explicado por su hijo Folco), Espido Freire, Paulo Coelho o Leopoldo Alas son algunos de los que ya han colgado su vídeo en el portal.
Un punto de encuentro entre el lector y el autor
La versión hispana está promovida por una pequeña empresa española que se ha basado en la idea desarrollada en Reino Unido y Estados Unidos. La idea, ha explicado a Efe uno de los cuatro socios fundadores, Pablo Sánchez, es proporcionar a los lectores “un canal de promoción literaria en el que el autor cuenta en un vídeo, en un máximo de dos minutos, de qué se trata su última obra u otras”. El propósito, señala Sánchez, es que el portal sea un punto de encuentro, donde el usuario de Internet y el lector puedan ver a los autores explicar frente a la cámara y a su manera qué dicen sus libros.
“Creemos que es una forma muy igualitaria de márketing o promoción literaria”, asegura Sánchez, quien no obstante matiza que, dado que tienen “la costumbre de comer”, han elaborado una lista de tarifas para las editoriales en función de sus demandas. Los escritores pueden acudir a la sede de la empresa, en Madrid, a grabar sus vídeos o hacerlo en su propia casa, aunque siempre cumpliendo unos “estándares” para dar homogeneidad al conjunto. “No se trata de que hagan vídeos creativos, sino de que cuenten a la cámara de qué va su obra, un poco como un busto parlante”, precisa.
La empresa ofrece a los autores la grabación, producción y edición de los vídeos, comprimidos en streaming flash, la inserción y catalogación del clip en la página web y licencia permanente para su uso publicitario por parte del autor, su representante y editor. Es parecido al popular canal de intercambio de vídeos YouTube porque pretenden que sea un portal dinámico, que “cambie constantemente” y que dé entrada a muchos autores. El tiempo máximo que los vídeos están colgados en conoceralautor es de un año, “mucho más tiempo del que la mayoría de obras están expuestas en las librerías”, según Sánchez.
En el portal norteamericano figura entre los top ten de los más vistos el vídeo que grabó John Le Carré sobre su novela Absolute Friends (Amigos absolutos), a pesar de que es de 2003.
2 comentarios:
Lo que el autor tiene que decir, lo que desea decir, lo que cuenta, está en sus escritos. Si además, en esta feria de vanidades que cada vez va a más -o a menos, según se mire- se ve en la obligación de convertirse en una especie de "star" de la imagen que defienda con la suya ¡en dos minutos! lo que ha escrito seguramente en unos cuantos años... vamos directos a la insustancialidad.
Si la imaginación que se aplica a marketing se empleara en fomentar la lectura, en crear criterios literarios y en mantener librerías y libreros en lugar de erradicarlos para levantar grandes superficies en donde igual se venden consolas que chorizos que discos que libros o edredones, otro gallo nos cantara.
Las editoriales están despidiendo a sus editores -gente que lee, que sabe de literatura, que tiene un criterio de lectura, que conoce y profundiza- por personas provenientes del mundo empresarial -que saben de negocios, de números, de cifras y ventas-.
Flavia, comparto contigo que la forma en que se está gestionando el fomento a la lectura cada vez es más lamentable. Qué más quisiera yo que uno de estos magníficos libreros, muchos de ellos emblemáticos, recomendara mi libro a sus clientes más interesados en poesía porque sabría que lo recomendaría con interés literario y no económico. Ya ves ... Sin embargo, tampoco tenemos que cerrar las puertas a los nuevos caminos para llegar al lector. No siempre se esconde vanidad detrás de una imagen expuesta al público. A veces es más la ruptura de ese muro que separa al lector del autor, y te confieso que no es fácil hacerlo, no es fácil exponerse sabiendo que te van a caer críticas por todas partes, unas buenas y otras no tanto. Yo tengo problemas para hablar de mi libro, no sé cómo hacerlo, qué decir, porque mi lectura es tan válida como la de cualquiera y quizás sea muy diferente porque yo me he quedado con el momento de inspiración poética no con el resultado de esa inspiración.
De todas formas, si desaparecen los editores y los libreros con criterio y nos quedamos inmóviles, dejaremos a muchos lectores potenciales sin posibilidades de formarse un criterio literario. Hasta ahora muchos funcionamos con el boca a boca, siguiendo los buenos consejos de amigos de confianza. Sin embargo, Flavia, no todo el mundo tiene acceso a estos pseudoguetos literarios, hay mucha gente con potencial que no conoce a Walser ni a Brodsky ni a Huidobro. Imagínate... qué pena. Si yo con un video promocional consigo que un solo lector se interese por la poesía y vaya encontrando poco a poco su camino de ascenso por la alta poesía, habrá merecido la pena pasar por el mal trago de la crítica.
Gracias, Flavia, por tu comentario.
Beatriz R.
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