lunes, marzo 12, 2007

Presentación de Santiago Tena


PRESENTACIÓN DE SANTIAGO TENA


La verdad está en el caos, pero está. Y hay una verdad que trasciende a todo lo humano, una verdad que es divina, una verdad que es amor o una verdad que es la misma poesía.
Santiago Tena quiere encontrar esa verdad, en el amor vestido de humano, de Dios y de poesía. En sus versos y en su prosa quedan las huellas de esa búsqueda. La palabra es una muestra empírica de esa búsqueda constante porque (dice) El camino es fe y fe son mis pasos. Pero para caminar hacen falta dos piernas, o una pierna y un bastón o quizás baste sólo esa fe de la que él se ve colmado. Santiago es una especie de Caballero Zifar que se refugia en la montaña y escucha al ermitaño. Y ese ermitaño es una voz que le ilumina cuando todo es oscuridad. El poeta duda, pero tira su espada y vence la dura prueba de frenar sus pasos. Como Zifar cuando se encuentra con Ribaldo, se fortalece porque él Ha de vencer. Convence la esperanza, porque, dice, No hay paz sin fe en la paz y lucharemos sin fin y sin cordura, derrotados y mansos lucharemos pues aquí estoy yo, sin tregua, sin espada, heme aquí, resistente en mi firmeza, aquí mi salvación y mi combate. Y esta búsqueda incansable la emprende por las veredas del soneto con su libro La mansedumbre calculada, remitiéndonos al siglo de oro en su forma y en su esencia pero con una voz contemporánea. Una voz puesta al día, pero una voz en diacronía, sin romper el continium que un día dio a luz al primer verso. Porque al fin y al cabo, la poesía sigue fiel a la voz primigenia que le dio forma. El amor en todas sus versiones, simpáticas y antipáticas, sinónimas y antónimas es la mano que escribió el primer verso y esto Santiago lo sabe y afirma que “Casi sin darme cuenta de que escribo, he de escribir, sin ser yo quien escriba”, aunque para ello tenga que errar porque el error es el que da validez a la verdad, porque no hay verdad si no hay error, por eso No han de perderse nunca los fracasos dice el poeta.

Santiago Tena ama la libertad y a veces esa libertad está en el sueño, en el verso libre verso porque, parafraseando, él tiene la eternidad para ser libre y ésa es su condena. Quizás por eso, la segunda parte del libro La mansedumbre calculada haya entrado en el éxtasis del sueño. Quizás su poema Kubla Khan haya surgido del modo que le surgió al poeta mexicano Julián Herbert que concibió su poemario en una noche de insomnio en un motel de carretera llamado Xanadú o quizás Santiago tan solo fuera inspirado por la lectura nocturna de Coledrige. Santiago Tena teme el abandono del pensamiento, de esas ideas nacidas en el sueño que han de ser olvidadas al despertar. Dormir es perecer del genio vivo. Lo cierto es que se abre una segunda parte del libro en la que se cuestiona la realidad física con ecos del siglo de oro y de La vida es sueño de Calderón de la Barca. Mientras pienso y contemplo mi mismo pensamiento, me miro contemplándome a mí mismo y ya no sé quién mira, quién se mira. El poeta perdido quizás bajo la Cúpula del placer de Kubla Khan o en algún paraíso perdido, portando su bastón de peregrino en su propia ruta Xacobea. Yo sé que no estoy aquí. Por más que miro y busco me encuentro y no me encuentro y no hay ya paz, ni yo, ni voluntad que encuentre voluntad. Y la mansedumbre del poeta se revela como condición sin la cual no es posible la paz ni la verdad. Él tiene conciencia de la divinidad en el ser humano puesto que humano es lo que es divino dice en un poema, él lo sabe, él conoce la paz que te hace falta, lo que escondes en ti y yo te revelo porque Dios es un duende bueno que nos quiere. Y a diferencia de la muerte añorada por San Juan de la Cruz para encontrarse con Dios, Santiago Tena ve la salvación, la solución de todo aburrimiento a través de ella no como camino directo a Dios sino como resolución de la vida, como revelación de la voz del espíritu que habla y del poder que les acerca. Sólo a través de la muerte se sabrá si es cierta la leyenda que lo inmortaliza y en qué hemos de acabar. Porque No hay verdad y mentira en creer ciegamente que cabe salvación de toda la miseria inevitable. El sol es sólo un cúmulo de angustia.

Y Santiago Tena quiere ser un guía, una suerte de héroe en la epopeya antigua de la vida. Será tu capitán si se lo pides (¡Oh Capitán, mi capitán! clamó Wiltman un día), Será tu capitán – repito-- en el club de los poetas vivos, el carpe diem de la vida que no pregunta si hay mañana porque en el mañana está la nada y No hay ficción que no lleve hacia la nada..// Partimos de la nada y nada puede hacerse sin nosotros, dice el poeta insistiendo de nuevo en que humano es lo que es divino. Pero lo importante es la lucha, no dejarse vencer. Así lo confiesa cuando dice que quiere ser el primero entre los hombres en saber que es verdad lo que no es miedo. Y con la dignidad a lo Ray de Blade Runner nos confiesa que ha recorrido sendas que no mueren y que sigue viva su lucha y aunque el universo entero sea una novia infiel, él seguirá renaciendo porque quien nace de lo nuevo, nuevo nace y él es un genio irrealizable que quiere trabajar sin concesiones, ceder al desaliento y reemprenderse.
Y en medio de todo el caos, que ya no sorprende al hombre, hay una verdad, como un templo, el templo quizás en el que debería guarecerse todo fiel: el de la felicidad.

Dios sufre
Para que nadie
Pueda echarle en cara
Que es feliz
(que lo es)

Y Dios tiene sed, como revela Santiago en su poemario Aunque Dios tenga sed. Y si dios tiene sed, Santiago tiene sueño porque dormirse es una forma de esperanza y se echa la siesta con Dios, al que también le ha entrado el sueño de la vida. Ahora Santiago es un Segismundo que no despertará hasta que el sueño se haga vida, vida que no nos basta. Despertamos para vivir el calvario que nos lleve de nuevo a la salvación mediante la muerte de la conciencia. El poeta busca lo que no espera encontrar, pero es la búsqueda en sí misma la razón de seguir buscando. Porque mientras busca escribe y mientras escriba habrá esperanza, habrá poesía. Porque como dice en un poema Tal vez haya otro mundo y una vida que explique sus razones, una sinceridad que escriba en verso… que merece la pena encerrar el aliento en palabras que cuenten que la vida era esto y que no podemos evitar seguir viviendo. Porque al fin y al cabo sabemos que hay esperanza porque alguien no lo dijo, sabemos que es posible la salvación porque hubo alguien que nos lo dijo. Solo somos palabras dice Santiago, quizás aquí resida lo divino. Dios es autor de un libro que no escribió porque para eso estamos los humanos. El error del poeta es suponer que hay un hombre que escribe, cuando lo que está escrito es más real que él. La escritura como vehículo de transmisión divina. Aquí reside la mística del poeta, al intentar expresar lo inexpresable, lo que se explica a así mismo. Quizás por ello sea necesario un desdoblamiento en carne y espíritu. Carne para darle forma al poema y espíritu para dotarle de su sentido. Santiago ansía la transmutación con sus versos, la metamorfosis kafkiana de verse él convertido en poema Hay un poema aún que no se ha escrito y el poema soy yo. Y un día, ya despojado de su cuerpo, será él a lo largo de los tiempos; alcanzará la eternidad, la inmortalidad de ser poema, de ser papel sus huesos. Es el afán de ser el que quiere en palabra convertirse.
Y al final de este magnífico libro está la parte que le da título al poemario Aunque dios tenga sed. Es como si hubiera llegado al final del peregrinaje con su lento decir poco a poco, porque también el cielo se hizo poco a poco. Santiago ha encontrado lo sublime en esta última parte. Santiago busca a Santiago y lo ha encontrado siguiendo quizás una ruta predeterminada, una ruta que se sigue sin saber por qué, como la poesía que se escribe sin saber por qué, como tantas cosas que existen y ocurren sin saber por qué.
Éste es el último libro de Santiago Tena editado, pero aún le quedan muchos lugares por los que peregrinar y estoy convencida de que Santiago tiene su atuendo penitencial ya preparado. Creo que el poeta es lo que escribe y dime que escribes y te diré qué eres. Si esto verdad, puedo afirmar que Santiago Tena no sólo es un gran poeta por lo que escribe sino también un gran hombre. Y si no, visiten su blog y comprueben cómo se hace un poeta queriendo, cómo se hace un amigo queriendo y cómo se hace una vida trascendiendo.

Beatriz Russo

1 comentario:

Anónimo dijo...

me encantó aquel día como me encantan todos los días en que coincidimos

mi beso y mis gracias de nuevo

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